Las partes del coche están hechas con materiales reciclados, y el motor, que en su origen estaba adaptado para funcionar a diesel, sufrió las modificaciones necesarias para poder trabajar con los residuos generados por fábricas de chololate y plantas de aceite.
Otra de las novedades de Lola, cuya velocidad alcanza los 135 Km/h, es la presencia de un radiador que transforma el oxígeno en ozono. Es decir, además de no ser poluyente y utilizar materiales que pueden renovarse, el automóvil purifica el aire mientras está en funcionamiento.