Una vez concluida la recolección de la basura, continuó, se procede a la segunda fase, que tiene como característica «encapsular el río», para ello se hace pasar el caudal por un canal construido en el lecho del afluente y se le agregan químicos coagulantes -empleados en los procesos de purificación-.
Ello, agregó, para separar del agua los componentes dañinos que contiene la materia orgánica, y al finalizar esta fase se obtiene agua que puede emplearse para algunas actividades humanas: bañarse, limpiar el hogar, regar plantas y en los cultivos.
En la tercera etapa el recurso puede purificarse, para ello se requiere un trecho de 100 metros lineales, donde se aplica ozono para neutralizar metales pesados y eliminar bacterias, y también se hace pasar el recurso por una cámara de rayos ultravioletas, con estos dos elementos se logra agua potable propia para el consumo.