Con un coste de adquisición medio de 150.000 euros (frente a los 60.000 euros por kilómetro de colector de las plantas tradicionales), las minidepuradoras basan su funcionamiento en un tratamiento biológico de los sólidos y lodos y la desinfección de los líquidos mediante ozono que permite la reutilización de las aguas una vez tratadas. Las redes de colectores precisas para llevar los residuos a estas plantas son de carácter local y, al tener menos longitud, son mucho menos costosas.